Fotografía de Francisco Tomás y Valiente

Francisco Tomás y Valiente

Presidente emérito del Tribunal Constitucional

Valencia, 8 de diciembre de 1932 - Madrid, 14 de febrero de 1996

FONDO DOCUMENTAL

Donación de la familia Tomás y Valiente Lanuza

Semblanza de Francisco Tomás y Valiente

(Valencia, 8/12/1932 – Madrid, 14/02/1996)

Presidente del Tribunal Constitucional, historiador del Derecho, consejero de Estado y académico de la Historia.

Nació en el seno de una modesta familia procedente de Alpera y Almansa (Albacete), de la que fue el menor de los hijos. Cursó el bachillerato en la Academia Martí de Valencia, en un ambiente de profesores universitarios depurados por el franquismo, y en 1950 comenzó sus estudios de Derecho en la Universidad Literaria de Valencia, simultaneando esta actividad con el trabajo en el Banco en el que también trabajaba su padre. Licenciado en 1950, se doctoró en Derecho en la misma Universidad en 1955 con un trabajo sobre el proceso monitorio, comenzando así una brillante carrera universitaria que culminaría en 1964, año en el que obtuvo por oposición la Cátedra de Historia del Derecho de la Universidad de La Laguna. Se trasladó poco tiempo después a la de Salamanca, ciudad que no abandonó hasta su definitivo traslado a Madrid en 1980. Casado desde 1960 con Carmen Lanuza, de este matrimonio nacieron cuatro hijos: Ana, Miguel, Francisco y Carmen.

Fotografía de Francisco Tomás y Valiente en su despacho del Tribunal Constitucional

Francisco Tomás y Valiente en su despacho del Tribunal Constitucional

A lo largo de esta primera etapa profesional de su vida —en particular en su fase salmantina (1964-1980)— Tomás y Valiente desarrolló una intensa actividad académica, intelectual y política. Autor de una abundante obra científica, colaboró también en distintas publicaciones periódicas, así como promovió y participó en numerosas iniciativas contra el régimen franquista, lo que finalmente le valió ser expedientado junto con otros tres catedráticos de la Universidad de Salamanca. En estos años eminentemente universitarios, Tomás y Valiente se interesó mucho por la historia y poco por el derecho positivo. Destacado renovador de la historiografía jurídica, muy vinculada por entonces al medievalismo y a una limitada visión de la “juridicidad”, encauzó sus investigaciones en torno a las instituciones político-administrativas de la Monarquía absoluta —Los validos de la Monarquía española del siglo XVII—, el derecho penal y procesal-penal —El Derecho Penal de la Monarquía absoluta; La tortura en España—, y a la legislación básica del Estado liberal —El marco político de la desamortización en España—, tratando siempre de relacionar el derecho con aquellos soportes ideológicos y sociopolíticos que lo sustentan. Fruto de todo ello fue su Manual de Historia del Derecho Español, cuya primera edición vio la luz en 1979 y en el que se condensan las líneas básicas de su propuesta iushistoriográfica.

En 1980 obtuvo la Cátedra de Historia del Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid. En ese mismo año, fue nombrado magistrado del primer Tribunal Constitucional de la recién recuperada democracia española. A lo largo de los seis años que duró esta nueva etapa como magistrado, Tomás y Valiente compaginó el oficio de juez constitucional con el mantenimiento de una notable actividad como historiador, que se vio reconocida en 1981 con el Premio Nacional de Historia, compartido con los demás autores del libro La era isabelina y el sexenio revolucionario. A pesar de que siguió interesándose por la historia de la Monarquía Católica —de cuyas instituciones centrales dio cuenta en apretada síntesis en su Gobierno de la Monarquía y Administración de los reinos de la España del siglo XVII (1982)—, de los trabajos publicados en esos años se infiere una decidida preferencia por la historia del constitucionalismo español entendida como discurso vinculado a la problemática constitucional del presente, consolidando una línea de investigación que ya no abandonaría hasta su muerte. En 1988 recibió su primera distinción honorífica, al serle concedida la Medalla al Mérito de 1.ª Clase por el Ayuntamiento de Salamanca

En 1986 fue elegido presidente del Tribunal Constitucional español en sustitución de Manuel García Pelayo, cargo que ostentó hasta su salida del alto Tribunal en 1992. La intensa actividad institucional desarrollada a lo largo de estos seis años no interrumpió por completo su producción académica, aun cuando ésta dejó de ser exclusivamente historiográfica para acoger numerosas reflexiones sobre el derecho y la jurisprudencia constitucionales, entre los que destaca El reparto competencial en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional (1988). Elegido académico de la Historia, pronunció su discurso de ingreso en 1991, que versó sobre la dimensión iushistoriográfica de Martínez Marina.

Fotografía de Francisco Tomás y Valiente en el acto de ingreso en la Real Academina de la Historia

El Príncipe de Asturias hace entrega a Francisco Tomás y Valiente de la medalla y el diploma que acreditan su ingreso de en la Real Academia de la Historia

En 1998 recibió la Alta Distinción de la Generalitat Valenciana, y en 1992 se le concedieron la Gran Cruz de la Real y Muy Distinguida Orden Española de Carlos III y la Orden al Mérito Constitucional.

De su paso por el Tribunal Constitucional debe destacarse que Tomás y Valiente perteneció al grupo de los doce jueces “inaugurales”, los cuales formaron durante un período de seis meses un colegio de magistrados que fue preparando las sucesivas pautas de funcionamiento antes de que el Tribunal abriese sus puertas. Al mismo tiempo, la doctrina creada por este primer tribunal marcó decisivamente la delimitación del ámbito de la jurisdicción constitucional. Como magistrado, Tomás y Valiente aportó en ocasiones su formación de historiador del derecho a las resoluciones del tribunal y, aun cuando no se caracterizó por ser un “gran disidente” dentro del Tribunal, hizo un uso no infrecuente del voto particular. Como presidente del mismo, se apartó de algunas pautas marcadas por García Pelayo por cuanto que asumió un cierto número de ponencias. Tomás y Valiente puede ser identificado con lo que en España se denomina juez progresista, pero, tal como afirmó en su discurso de despedida del Tribunal, su verdadera ideología como magistrado fue la Constitución de 1978 en su espíritu e incluso en su letra. Tomás y Valiente mantuvo al Tribunal Constitucional en el centro de sus preocupaciones tras su salida del mismo y hasta el último día de su vida; buena prueba de ello son sus Escritos sobre y desde el Tribunal Constitucional (1993), o la ponencia presentada en el propio Tribunal con motivo de los quince años de su ley orgánica (1995).

En 1992 se reincorporó a la vida universitaria en su Cátedra de Historia del Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid. Nombrado en 1993 director del Anuario de Historia del Derecho Español, fue investido doctor honoris causa por las Universidades de Messina y Salamanca en 1993 y 1995 respectivamente. Desde su vuelta a la Universidad y hasta su muerte, Tomás y Valiente profundizó en el estudio de la historia constitucional por la que ya había mostrado una especial preferencia; su paso por el Tribunal marcó, sin lugar a dudas, la producción historiográfica de estos últimos años, que puede ser caracterizada en palabras de su principal biógrafo intelectual, B. Clavero, como una marcha interrumpida hacia el constitucionalismo de derechos, como bien se puede comprobar en el estudio cruzado de sus obras Códigos y Constituciones (1989) y Constitución: Estudios de introducción histórica (1996). En esta última etapa de su vida también desarrolló una intensa actividad periodística, recogida en lo fundamental en su libro A orillas del Estado (1996).

Fotografía de la protesta por el asesinato de Francisco Tomás y Valiente en el Campus de la UAM

Estudiantes en el Campus de la UAM con las manos pintadas de blanco como protesta por el asesinato de Francisco Tomás y Valiente

En 1994 fue nombrado consejero electivo del Consejo de Estado y, en 1995, consejero permanente y presidente de la Sección Segunda de aquella institución, a pesar de lo cual siguió atendiendo a sus compromisos universitarios hasta el 14 de febrero de 1996.

En esa fecha, fue asesinado en su despacho de la Universidad Autónoma de Madrid por un miembro de la organización terrorista ETA. Con posterioridad se le dedicaron innumerables homenajes en toda España.

Marta Lorente Sariñena
Fuente: REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA